miércoles, 27 de octubre de 2010

La importancia de un café.

Acabo de llegar a casa de tomar café con alguien al que conozco desde hace muy pocas semanas, pero que ya puedo llamar "amigo" con todas las letras, y la verdad es que me ha contado una pequeña historia que yo tenía que me ha dejado pensativo, y que me gustaría compartir con los que leais mi blog.
He llegado a su casa a llevarle un cuaderno con unos cuestionarios para que los entregue mañana por mí en clase, ya que yo, dentro de mi EMPANAMIENTO monumental, ni sabía que ésta noche me iba a Madrid para pasar el fin de semana en Paris (Creía que era mañana, vamos). Para, de alguna forma "pagarle" por el favor, y más que nada, porque me apetecía estar un rato tranquilo con él, le he invitado a bajar a una cafetería a tomar un café, a lo que él me ha aceptado sin pensar, a pesar de lo muchísimo que tiene que estudiar ésta tarde y del poco tiempo que dispone.
Hasta ahí, podría ser cualquier historia de dos amigos que van a tomar un café improvisado, algo que desde luego, no es raro, ni es siquiera merecedor de comentar, pero mi curiosidad ha empezado a surgir cuando me ha preguntado: "¿Sabes porqué, a pesar de todo lo que tengo que hacer esta tarde, me bajo a echar un café contigo?" Me he quedado en silencio un par de segundos, y con todo mi humor le he contestado: "Porque se que te gusta estar conmigo", a lo que él me ha respondido:

"Te voy a contar una cosa que me mandaron en un mail y nunca he olvidado. Verás... había una clase donde se encontraba un profesor con sus alumnos. El profesor tenía un tarro grande, y lo llenó de pelotas de golf. Después, preguntó a sus alumnos: "¿Este tarro está lleno?" A lo que los alumnos contestaron: "si, profesor". Posteriormente, el profesor sacó una bolsa de canicas, y la introdujo dentro del tarro, mezclandolo con las pelotas de golf, y de nuevo volvió a preguntar a sus alumnos: "¿Y ahora? ¿El tarro está lleno?" A lo que sus alumnos contestaron: "Si, profesor, ahora si que está lleno". El profesor, hizo una mueca sonriente, y sacó de su bolsillo una bolsa de arena, la abrió y la introdujo dentro del tarro, mezclándola con las pelotas de golf y las canicas, y de nuevo preguntó a sus alumnos: "¿Y ahora?" a lo que los alumnos, cada vez más extrañados respondieron: "Ahora si que está lleno profesor". El profesor, no podía disimular su sonrisa, asique agarró su taza de café y la echó por encima de todo lo que había en el tarro, mezclandolo todo, y dijo: "Ahora si que está lleno del todo".

Ese mismo tarro, es como la propia vida. Las pelotas de golf, significan lo más grande e importante en la vida, que son la salud y la familia. Las canicas, ésos buenos momentos en los que uno disfruta. La arena, la tranquilidad y la consistencia de la vida, y el café, que uno siempre puede sacar tiempo para tomar un café con los buenos amigos.

Sin duda alguna, ésta tarde el señor David Saez me ha dejado sin palabras... pero con una sonrisa de complicidad en la cara, que quizá y con el dia a dia, no se apague nunca...

lunes, 25 de octubre de 2010

Rios de creatividad.

Cuando alguien empieza a escribir un libro, una historia de la nada, bien es sabido, que las mayores dificultades están al principio, cuando no sabes como, no sabes sobre que, o no sabes en que contexto puedes escribir tu historia. Por alguna razón, no eres capaz de juntar esas palabras para hacer que quien lea tus versos pueda caer cautivado en ellos. Y como siempre, lo mas importante es captar la atencion de esas personas a las que quieres transmitir tu historia, despues sumergirlas dentro de esta, y finalmente, dejarles con el buen sabor de boca que deseas conseguir con cada una de tus letras...

Para alguien que escribe, cada una de las palabras de su historia, cobra la misma importancia que los latidos de su corazón, con la esperanza de que uno concuerde con el siguiente, y asi sucesivamente hasta el dia que llega el punto y final, porque siempre hay un punto y final, que puede ser uno de esos puntos y final que lo termines con una sonrisa o una mueca de satisfacción por ése trabajo bien hecho, o puede ser un punto final frio y amargo, un final de llantos y gritos de angustia, uno de esos finales que te deja con una historia rota, en la cual, quizá y solo quizá pudiera haber continuación. Muchos autores, dejan un final abierto, ponen un punto y final que en realidad es un punto y aparte, pero a la hora de la verdad, no encuentran el valor, ni la inspiración, ni el momento para continuar la historia... Y sin embargo, y a pesar del talento, tanta buena letra, y tantas ocurrencias, algunos genios solo pueden terminar su primera obra con ésta frase: "Me encantaria poder seguir escribiendo este libro, pero de nuevo, no se como deberia comenzar a explicarme..."

Sin embargo, son esas historias las que te acompañan, las que te hacen ver unas vidas, unos sueños, unas ilusiones, que jamás podrias ver por ti mismo. Te hacen sentirte en la piel de otra persona, real o ficticia, desde el mas grande de los antiguos heroes de Grecia o Roma, hasta el mas desdichado soñador que vive una desgraciada vida de miserias, y no hay persona con una historia pequeña... cada cual tiene miles de historias que pueden dar lugar a que rios de tinta en las venas de uno de esos anónimos escritores estén dispuestos a recorrer el camino de sus vidas y a dejar plasmadas sus experiencias para la eternidad. Pero... ¿realmente se podria pensar que todo esto es un saber inútil?. Tan inutil que ni una sola tirania se ha olvidado de someterla al tribunal de los inquisidores y al celo de los pirómanos... Todo es cuestión, del poder de la imaginación.... ése poder que los grandes reyes han intentado retener en las mentes de su pueblo y de eliminar cualquier foco de creatividad literaria....

"Tan solo hay que sabes como escribir un principio llamativo, y dejar que el propio tiempo escriba su final"

viernes, 22 de octubre de 2010

Críticas

Ha empezado a amanecer en mi la idea de que 99 veces de cada 100 ninguna persona se critica a si misma por nada, por grandes que sean sus errores. La crítica es inútil porque pone a la otra persona en la defensiva, y por lo común hace que trate de justificarse. La crítica es peligrosa, porque hiere el orgullo tan precioso de la persona, hiere su sentido de la importancia, y despierta su resentimiento. Tengo más que comprobado que premiando la buena conducta los animales y humanos aprenden más rápido y retienen con más eficacia que castigando la mala conducta. Por medio de la crítica nunca provocamos cambios duraderos, y con frecuencia creamos resentimiento.

Cuando nos veamos inclinados, un día cualquiera, a criticar a alguien, recordemos la naturaleza humana y su malefactor que culpa a todos menos a sí mismo. Todos somos iguales. Comprendamos pues que las críticas son como palomas mensajeras, siempre vuelven al nido. Comprendamos que la persona a quien queremos corregir y censurar tratará de justificarse probablemente y de censurarnos a su vez.

Ahora os digo…¿Conocéis a alguien a quien desearíais modificar, regular o mejorar? Bien, espléndido. Yo estoy a vuestro favor. Pero ¿por qué no empezar por ti mismo? Desde un punto de vista puramente egoísta, eso es mucho más provechoso que tratar de mejorar a los demás. Sí, y mucho menos peligroso. “No te quejes de la nieve en el techo del vecino” dijo alguien.

Podeis estar o no de acuerdo conmigo, pero os advierto que si alguna vez quereis despertar un resentimiento que puede perdurar décadas y seguir ardiendo hasta la muerte, no teneis más que hacer alguna crítica punzante. Con eso basta, por seguros que esteis que la crítica sea justificada. Cuando tratamos con la gente debemos recordar que no tratamos con criaturas lógicas. Tratamos con criaturas emotivas, criaturas erizadas de prejuicios e impulsadas por el orgullo y la vanidad. (Es una de las razones de por qué me gustan las matemáticas, porque todas las discusiones sobre un ejercicio/problema son a base de la pura lógica).

Cualquier tonto puede criticar, censurar y quejarse, y casi todos los tontos lo hacen.

Pero se necesita carácter y dominio de sí mismo para ser comprensivo y capaz de perdonar.

Por último: en lugar de criticar a la gente, tratemos de comprenderla. Tratemos de imaginarnos por qué hacen lo que hacen. Eso es mucho más provechoso y más interesante que la crítica; y de ello surge la simpatía, la tolerancia y la bondad. “Saberlo todo es perdonarlo todo”.

miércoles, 20 de octubre de 2010

Mi primer cigarro...

Todavía recuerdo con cierto temor y cierta alegría, ésa oscura tarde, en que sin saber lo lenta y silenciosamente que me podía matar, me llevé el primer cigarro a la boca y, con un mechero, un verde y brillante mechero, encendí la que sería la primera calada a mi perdición.
Ése tentador paquete de "fumar mata" de letras doradas y aires de majestuosidad, que te inspiraba tan solo a probar su dulce sabor, a posar con su seductora figura entre tus labios y a absorber toda esa experiencia y esos delirios de grandeza que ésa calada te podía ofrecer. Y sin embargo, mientras cierras los ojos y sale de tu boca ese delicioso humo, no ves más allá de que ése soldado de la muerte empieza a destruirte por dentro. No eres siquiera consciente de como te mata, como te destroza, como te pudre por dentro... tus cinco sentidos están absueltos en ése sabor y en ése alarde de superioridad que te dá ese cigarro, y a pesar de que eres consciente de que muchos como él van a acabar matándote, decides que la silenciosa guerra que tendrás contra ellos el resto de tu vida, puede terminar en el momento que tu decidas... pobre iluso, pobre mortal, pobre inocente... pobre idiota que te alimentas de ésas faltas ilusiones que tu propio cerebro crea para ti, para apartarte del dolor, para apartarte del sufrimiento, para apartarte de la realidad de la vida....

Y yo no olvido ése primer cigarro, y no olvido la persona que estaba a mi lado dandome fuego, sujetando ése precioso y brillante encendedor verde. Quizá no era la persona perfecta, quizá nunca fué el mejor ejemplo a seguir, ni el más guapo, ni el más simpatico, siquiera el más listo... pero bueno... ¿acaso yo lo soy? Tan solo soy el puto cero a la izquierda que decidió coquetear con la muerte a cambio de falsos aires de grandeza, y sin embargo él... a pesar de sus defectos, de sus muchos defectos, era, ha sido y será ésa persona a la que siempre admiré, admiro y siempre admiraré, por ser una de ésas pocas personas que me demuestra calor y confianza con su mirada, y por ser una de ésas pocas personas que no temen mi fria y psicótica mirada.
Tampoco soy capaz de olvidarme de ésa conversación en la que podía tener toda la confianza del mundo para soltar cuantas chorradas quisiera. No por hablar de todo y nada a la vez, y creedme, que no tengo ni puta idea de lo que hablábamos, siquiera si era o no era algo importante... si era real o simplemente eran ideas e ilusiones de dos adolescentes con ganas de comerse el mundo en un par de años. Ésas ilusiones que desde luego, a día de hoy siquiera son recordadas, ya que a veces, las andanzas en la vida, te hacen olvidarte de muchas cosas que en el pasado realmente fueron importantes para ti...
Y mientras hablabamos de todo y nada, de sabidurías, tonterías, inexperiencias, ilusiones, y pensamientos que quizá ninguno de los dos se atrevería a hablar con ninguna otra persona, seguíamos sentados, acurrucados y fumandonos ése par de primeros cigarrillos a los que dábamos tanta importanciata. ¿Importancia? ¿a un estúpido par de cigarrillos? no... importancia a lo nuevo, a lo prohibido, a lo que no debíamos hacer, a sentirnos mayores por un solo instante, y hablar como dos personas mayores y llenas de falsa sabiduría en ése instante.... solo el humo de dos cigarrillos, el sonido del aire que recorre las oscuras calles un día de invierno normal, el y yo.... en una tierna edad en la que siempre mirabamos hacia arriba y nos preguntabamos como serían nuestras vidas cuando fuésemos "mayores"... pero totalmente inconscientes, de que mientras nos fumábamos ése par de cigarrilos, nos estábamos haciendo mayores a pasos agigantados.

Todo ésto me a hecho pensar, que quizá esa mirada que a hecho a gente tenerme miedo, haya sido provocada por intentar demostrar al mundo ésos aires de grandeza que jamás tuve, por no ser capaz de apagar ése cigarro y mostrarme al mundo tal y como soy, sino por haber querido ser siempre ésa persona a la que la gente tuviése cierto "miedo"... pero nunca jamás, realmente nunca jamás fué una intención sincera... y por suerte, nunca jamás he llegado a ser fumador... aunque a veces me encante coquetear con la seducción en forma de lenta muerte...

lunes, 18 de octubre de 2010

Unas zapatillas nuevas...

- ¿Sabes? No se porqué, pero desde siempre me han encantado las zapatillas nuevas. Más allá de elegirlas en la tienda y probártelas por primera vez para ver que tal andas con ellas...

- ¿Otras zapatillas nuevas?

- Si.

- Y supongo, que al igual que todas las demás éstas también son blancas, ¿verdad?

- Pues si...

- No entiendo porqué siempre compras zapatillas blancas.

- No lo sé, simplemente no me gustan de otro color.

- Pero, ¿cual es el problema con las zapatillas de otro color? ¿Las compras blancas porque te gusta el blanco o las compras blancas porque no te gustan de otro color?

- La verdad es que odio el color blanco, sin embargo, me gustan las zapatillas blancas. Combinan con todo y no son tan tristes como las negras, te dan más vistosidad, son más juveniles, no se...

- Creo que te entiendo... digamos que el ponerte zapatillas blancas te hace contradecir tu odio hacia ése color, aunque quizá nunca llegue a gustarte, ¿no?.

- Si, más o menos... aunque realmente tampoco entiendo porqué.

- ¿Y porqué otras zapatillas? Las anteriores estaban casi nuevas...

- ¿Sabes lo que más me gusta de las zapatillas nuevas?

- No

- Su olor, su suela reluciente, ése pequeño momento de ilusión mientras las sacas de la caja y les pones los cordones. Ésa primera vez que te las atas y empiezas a caminar con ellas, y notas en tus pies un acolchado suave y cómodo.

- Entonces, tambien sabrás que algunas zapatillas pueden ser incómodas y hacerte daño, ¿verdad? Incluso pueden hacerte sangrar.

- Es posible, y me ha pasado con algunas zapatillas, pero creeme, si ésas zapatillas son de tu talla y te acostumbras a llevarlas, acaban siendo muy cómodas. Las zapatillas nunca son incómodas...

- ¿Enserio?

- Enserio... ¿y sabes lo que pienso cuando me pongo ésas zapatillas por primera vez?

- No tengo ni idea...

- ¿De verdad siquiera puedes imaginártelo?

- Creeme que puedo imaginarme todo y nada a la vez....

- ¿Nunca te has parado a pensar por donde andarán y que pisarán ésas zapatillas? Ellas pisan lo que tu pisas, ven lo que tu ven, y reaccionan como tu reaccionas. Si necesitas correr, ellas corren por tí, si necesitas saltar, ellas saltan por tí. Algunas veces pisarás cesped verde y fresco, y otras veces te tocará pisar mierda, y lo harás siempre con ésas zapatillas que te acabas de comprar. Pasarán los días, habrá dias que no te las pongas, y otros dias que las lleves todo el día puestas.... ellas simplemente esperarán por tí y por tus necesidades, y poco a poco se irán desgastando hasta el dia que las guardes en un cajón y compres unas nuevas zapatillas...

- ¿Y entonces?

- Y entonces quizá y sólo quizá te acuerdes algún día de ellas y decidas volver a ponertelas... aunque es casi seguro que no lo hagas... ya habrás comprado unas zapatillas nuevas y la historia volverá a empezar de 0...

- ¿No crees que todo ésto es demasiado dramático?

- Llevas razón, para el caso, tan solo son un par de zapatillas nuevas...