Todavía recuerdo con cierto temor y cierta alegría, ésa oscura tarde, en que sin saber lo lenta y silenciosamente que me podía matar, me llevé el primer cigarro a la boca y, con un mechero, un verde y brillante mechero, encendí la que sería la primera calada a mi perdición.
Ése tentador paquete de "fumar mata" de letras doradas y aires de majestuosidad, que te inspiraba tan solo a probar su dulce sabor, a posar con su seductora figura entre tus labios y a absorber toda esa experiencia y esos delirios de grandeza que ésa calada te podía ofrecer. Y sin embargo, mientras cierras los ojos y sale de tu boca ese delicioso humo, no ves más allá de que ése soldado de la muerte empieza a destruirte por dentro. No eres siquiera consciente de como te mata, como te destroza, como te pudre por dentro... tus cinco sentidos están absueltos en ése sabor y en ése alarde de superioridad que te dá ese cigarro, y a pesar de que eres consciente de que muchos como él van a acabar matándote, decides que la silenciosa guerra que tendrás contra ellos el resto de tu vida, puede terminar en el momento que tu decidas... pobre iluso, pobre mortal, pobre inocente... pobre idiota que te alimentas de ésas faltas ilusiones que tu propio cerebro crea para ti, para apartarte del dolor, para apartarte del sufrimiento, para apartarte de la realidad de la vida....
Y yo no olvido ése primer cigarro, y no olvido la persona que estaba a mi lado dandome fuego, sujetando ése precioso y brillante encendedor verde. Quizá no era la persona perfecta, quizá nunca fué el mejor ejemplo a seguir, ni el más guapo, ni el más simpatico, siquiera el más listo... pero bueno... ¿acaso yo lo soy? Tan solo soy el puto cero a la izquierda que decidió coquetear con la muerte a cambio de falsos aires de grandeza, y sin embargo él... a pesar de sus defectos, de sus muchos defectos, era, ha sido y será ésa persona a la que siempre admiré, admiro y siempre admiraré, por ser una de ésas pocas personas que me demuestra calor y confianza con su mirada, y por ser una de ésas pocas personas que no temen mi fria y psicótica mirada.
Tampoco soy capaz de olvidarme de ésa conversación en la que podía tener toda la confianza del mundo para soltar cuantas chorradas quisiera. No por hablar de todo y nada a la vez, y creedme, que no tengo ni puta idea de lo que hablábamos, siquiera si era o no era algo importante... si era real o simplemente eran ideas e ilusiones de dos adolescentes con ganas de comerse el mundo en un par de años. Ésas ilusiones que desde luego, a día de hoy siquiera son recordadas, ya que a veces, las andanzas en la vida, te hacen olvidarte de muchas cosas que en el pasado realmente fueron importantes para ti...
Y mientras hablabamos de todo y nada, de sabidurías, tonterías, inexperiencias, ilusiones, y pensamientos que quizá ninguno de los dos se atrevería a hablar con ninguna otra persona, seguíamos sentados, acurrucados y fumandonos ése par de primeros cigarrillos a los que dábamos tanta importanciata. ¿Importancia? ¿a un estúpido par de cigarrillos? no... importancia a lo nuevo, a lo prohibido, a lo que no debíamos hacer, a sentirnos mayores por un solo instante, y hablar como dos personas mayores y llenas de falsa sabiduría en ése instante.... solo el humo de dos cigarrillos, el sonido del aire que recorre las oscuras calles un día de invierno normal, el y yo.... en una tierna edad en la que siempre mirabamos hacia arriba y nos preguntabamos como serían nuestras vidas cuando fuésemos "mayores"... pero totalmente inconscientes, de que mientras nos fumábamos ése par de cigarrilos, nos estábamos haciendo mayores a pasos agigantados.
Todo ésto me a hecho pensar, que quizá esa mirada que a hecho a gente tenerme miedo, haya sido provocada por intentar demostrar al mundo ésos aires de grandeza que jamás tuve, por no ser capaz de apagar ése cigarro y mostrarme al mundo tal y como soy, sino por haber querido ser siempre ésa persona a la que la gente tuviése cierto "miedo"... pero nunca jamás, realmente nunca jamás fué una intención sincera... y por suerte, nunca jamás he llegado a ser fumador... aunque a veces me encante coquetear con la seducción en forma de lenta muerte...
No hay comentarios:
Publicar un comentario